Imagen en blanco y negro, conformada por un primer plano interior en picado muy cercano al espectador que conecta con un segundo plano en profundidad a través del recurso clásico de la ventana.
Dominan las formas regulares, cuadradas y rectangulares y los ejes horizontales y perpendiculares, creando una composición equilibrada con un eje central, el marco de la ventana que divide simétricamente la imagen en dos mitades, una dominada por la materialidad y el peso de las cosas y la otra, a nuestra derecha se localiza la presencia humana, un niño minimizado por un ángulo marcadamente picado enmarcado por un vano rectangular que proporciona profundidad a la imagen y canaliza la iluminación.
El plano general determina una visión global y contextual de la imagen cuya expresividad se concentra en la luz contrastada y en la figura infantil semidesnuda y de mirada fija al espectador que acentúa la carga emocional.
La finalidad expresiva es trasmitida con claridad gracias a la simplicidad formal y regularidad compositiva